Sin dirección

Y cuando creyó que su mundo se había acabado y que el dolor la mataría, en un instante se dio cuenta que le habían crecido alas y con un soplo las abrió y empezó a volar.....

Cuando estoy confusa intento encontrar en los laberintos de mi mente el porqué de algunas cosas, el desamor de las personas, ¿será que somos los responsables de nuestros destino? o ¿que realmente existe una energía de amor más grande que nosotros que nos guía?, algún ser supremo y superior que realmente nos ama y nos quiere ver bien, pero sobre todo nos arroja a la vida tal como es, sin anestesia alguna para asimilar y procesar lo que el alma a elegido vivir, la vida es un proceso eterno que se repite para siempre, la vida duele y en el dolor aprendemos a crecer....

Somos como las mariposas dentro de la oruga, que aún no sabe lo magnífica que es, cree que el mundo se acabará una vez salga de la oscuridad, porque la oscuridad es lo único que conoce, es su realidad, una realidad cruda y dolorosa....

En estos días puedo decir que la vida esta pasando frente a mis ojos tal y como es, hoy entiendo que no tengo control de nada, me encuentro en la espiral de la vida siendo la niña, la sabia, la doncella, la emperatriz, intentando cuestionar todo lo que me ocurre, ¿por qué en este momento? y sigo sin obtener la respuesta, la respuesta que siempre quiero tener es una que no me haga sufrir, para no aceptar que la vida a veces es solo aprender del gran maestro dolor, rindiendome sin forzar, porque lo que es, es lo que tiene que ser, es un proceso tan profundo que no tiene matices, o es negro o blanco, pocas veces hay grises, algunos temas de la vida parecen escenarios y me encuentro siendo el espectador, de la obra de teatro en donde mi vida está envuelta con tramas interminables de dolor, drama, o se ama o se deja de amar y aceptar es lo único que nos puede liberar, rendirse para ganar es el nombre del juego, para evolucionar y crecer, a las puertas de algo mejor a nuestra versión de hoy.

A veces se siente un gran hueco en el pecho, es como un vació que intentamos llenar con lo externo, buscando y buscando y al final del camino que nunca termina, me doy cuenta que no hay que seguir buscando, porque no hay nada que llene el vacío interior, dicen que el vació como el miedo, es la falta de fe en algo mayor a nosotros, se habla de aquella energía de amor infinito que nos abraza cuando estamos caídos y nos levanta cuando descansamos en el y le entregamos nuestras vidas, es confuso, pero hay que hacer como sí así fuera, como si creyera, como si tuviera fe, como si realmente confiara en que esa energía me sostiene y sustenta, como si me guiara en cada paso que doy y lo más importante es que tengo que fingir que tiene el control de todo lo que pasa en mi vida, a veces me permite descansar en la libertad que produce el no preocuparme por lo pesada que puede ser la vida, la palabra clave es aprender a soltar las riendas a la impotencia que nos remueve por dentro al no poder querer controlar lo incontrolable, es el camino de la vida, es el que camino que el alma eligió vivir antes de renacer.

Los caminos inspirados por el desamor, desatan un ardiente deseo de seguir adelante, con el motor que siente nuestro interior, pensamos realmente todo estará bien y entonces volvemos a creer, como si realmente creyéramos que el ser supremo nos sostiene una y otra vez, su voz resuena en nuestro ser, sigue adelante yo te sostengo con el amor que te tengo.